viernes, 18 de marzo de 2016

Mi fantasma madrugador

El próximo miércoles nos dan las notas. Mientras tanto, una parte importante de mi curso se ha ido de excursión a Praga. Supongo que se lo estarán pasando bien y todo eso... por otro lado... los que nos quedamos tenemos que acudir a clases congeladas en las que no podemos avanzar y tediosas guardias que solo sirven para perder el tiempo, pero... en una de esas clases congeladas, pasó algo que cambió mi vida





La profesora de filosofía, una de las profesoras más interesantes del centro, nos preguntó si conocíamos a alguien que hubiera vivido un expediente X, que al parecer, es un suceso que no tiene explicación. Y nada más averiguar lo que nos estaba pidiendo, levanté la mano. Cuando era muy pequeña, uno o dos años, mis padres me llevaron a una casa construida en 1846 o por ahí en Pola de Lena, que iban a derrumbar y estaban vendiendo los muebles. Nada más entrar en la casa, empecé a llorar desconsolada, mi madre estaba desesperada, no había forma de hacerme callar, y si intentaban subir a la planta de arriba, yo me hacía una bola en sus brazos y chillaba, así que no hubo otro remedio que sacarme de la casa. Una vez que ya me había calmado, mi madre y mi abuela me volvieron a meter y me dejaron sentada en el suelo mientras ellas miraban algo en un estante de la cocina. Entonces, mi madre se dio la vuelta y me vio de pie, a punto de caer de bruces al suelo, por suerte, me cogió a tiempo, me sacaron de la casa y nos fuimos, por aquel entonces, no podía caminar, así que este suceso causó un gran impacto en los presentes.

De esa casa, mi padre sacó dos cosas, un calentador de cama y dos candelabros viejos y abollados, sin ningún encanto, que fueron colocados en una mesa dentro del cuarto de estar, la habitación más grande de toda mi casa, que está pegada al estrecho pasillo, en el que hay siempre dos puertas abiertas que dan al cuarto.

En principio, parecía un simple suceso curioso, pero, desde que tengo memoria, recuerdo que me ha dado miedo pasar por el pasillo, a día de hoy, todavía tengo que encender la luz o pasar corriendo, porque, de vez en cuando, noto como si... unas manos me trataran de alcanzar la espalda, no llega a ser un contacto físico del todo... es difícil de explicar, pero imagina si siento miedo que, cuando me compraron la Wii por mi décimo cumpleaños, la pusieron en el cuarto de estar, así que yo  jugaba con la mesa que tiene los candelabros justo detrás de mi, y siempre estaba intranquila, mirando para atrás, porque sentía algo a mis espaldas, llegando al punto de negarme a jugar, de echo... creo que llevo como... cinco años sin jugar.

Lo más curioso del caso, es que yo no sabía nada de la casa ni de los candelabros, hasta hace unos dos o tres años, y al comparar la historia que me contaron con lo que yo sentía pues... como que hizo que tuviese más miedo todavía, porque ya no es algo que dices... bueno, puede ser mi imaginación, no, es que es algo a lo que yo siempre he tenido un miedo irracional, y es esa misma irracionalidad lo que me hace pensar que la existencia de un espíritu puede ser algo real.

Cuando conté esta historia en clase, Nieves me dijo algo que nunca me habría imaginado. Me dijo que era, sin ninguna duda, un caso de reencarnación. Increíble, ¿No? Pues espera, que, al parecer, el miedo que siento es algo provocado por ese espíritu, que quiere comunicarse conmigo, y que lo que tengo que hacer es preguntarle qué quiere.

Y como soy tan... yo, pues lo hice, y me arrepiento bastante.

Ese mismo día, a las cuatro de la madrugada, la televisión de la cocina se encendió sola y se puso a todo volumen, yo ni me enteré, la tuvo que apagar mi madre, y a la mañana siguiente, me contó lo que había pasado, al principio, me asusté, pero luego va, pensé que podía ser un contacto o algo, el echo de que hubiera pasado justo el día que le pregunté al espíritu qué quería no significaba nada, no pensé que tuviera mucho que ver, pero la noche siguiente... justo a la misma hora, las cuatro de la madrugada, un mensaje llegó a mi móvil. Era de un juego, al que solo se puede jugar si tienes conexión internet, pero por la noche, siempre quito el wifi y los datos, así que no debería ser posible que ese mensaje me llegase, y, aunque fuera posible, eso me mantuvo despierta hasta las cinco y mucho de la madrugada, y, ese mismo día por la mañana, al coger la ropa de la percha, esta estaba rota, y me acuerdo muy bien que cuando puse la ropa, no estaba rota, así que... no sé qué pensar, parecen echos aislados que no van a ninguna parte, pero tienen puntos en común que me inquietan, como es el caso de la hora... que por cierto, ¿Tenía que ser tan pronto? por no decir que si esas cosas son señales, no entiendo para nada lo que me quiere decir.


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