martes, 4 de octubre de 2016

Un grito de suerte.

El pasado viernes, a la hora del recreo, fui con mis amigos, como siempre, al sitio de siempre, pero, de repente, algo interrumpió en mis pensamientos, y me encaminé al lugar donde cambiaría mi suerte.

Hace tres años que me gusta un chico de mi instituto, se llama Julián, y le llevo dos años. No fue un enamoramiento tan brutal como fue el de Carlota, pero, siendo sincera, ningún enamoramiento ha sido como el de Carlota. El caso es que este chico me gustaba, siempre me pareció muy guapo e interesante, pero yo soy yo y mis problemas para relacionarme me impiden llevar una vida normal, así que nunca me planteé hablar con él, hasta que...

No sé por qué, en ese momento, decidí que tenía que hacerlo. Mi hermano y Chincheta me acompañaron hasta el sitio en el que Julián y sus amigos suelen estar, y, efectivamente, allí estaba, pero dio la casualidad de que también estaban Maite, mi amiga desde cuarto de primaria, Adrián y el hermano de Maite.

Maite sabía que a mi me gustaba un chico del grupo que estaba ahí, pero no sabía cuál, y en cuanto me vio, empezó a gritar y a interrogarme para que le dijese quién era, yo le señalé al chico que me gustaba, y ella empezó a gritar como la loca que es.

Empezó a llamar a un chaval de los que estaban en el grupo de Julián, y le dijo a voces que a mi me gustaba Julián. El chaval se quedó mirándome, boquiabierto, y lo que me dijo no se me olvidará en la vida:

"¿Te gusta Julián? Tienes un 150% de posibilidades de liarte con él. Es un desesperado, espera, que te lo traigo"

Y empezó a gritar su nombre.

Yo me quería morir, estaba rojísima, y Chincheta y mi hermano se estaban descojonando de mi.

Entonces, Julián vino hacia mi, y me acarició la mejilla, me dijo: "Hola" y se fue a su grupo otra vez.

Yo me quedé en esa misma posición durante un tiempo indefinido, hasta que los gritos de Maite me devolvieron a la realidad.

Ella me pasó su número, y, después de pensarlo mucho, esa misma tarde, me decidí a hablarle.

Al principio, él pensaba que era una broma de sus amigos, pero al final, el sábado por la mañana, nos llamamos y ahí se dio cuenta de que todo era verdad.

Le había contado que me gustó desde hacía bastante tiempo, le conté lo que me había pasado con Carlota, y él me contó algo de su vida. Al final, quedamos en vernos el lunes en el instituto, pero... ya sabes cómo me odia el universo, y quiso retrasar el tan esperado encuentro.

El lunes, fue un día caótico. No le pude ver en la entrada, en el recreo se quedó castigado y piró última hora porque tenía cosas que hacer.

El martes, me levanté a las 6:30 y fui con calma al instituto. Llegué pronto y le esperé delante de su clase, pero no apareció. En el recreo, fui a buscarle donde él suele estar, pero tampoco estaba, hasta que...

Alguien grita: "Detrás de ti" y como caído del cielo, aparece Adrián, con Julián agarrado del brazo.

Cuando nos vemos, Julián viene hacia mi y nos abrazamos. Él me da besos por las mejillas y yo intento devolverselos, pero al final, acabamos dándonos un beso en la comisura de los labios, un beso que, a mi, me encanta, porque mezcla la timidez de las primeras citas y las ganas que se tiene hacia la otra persona.

Al final, fuimos a dar una vuelta, nosotros solos, por el instituto, hablamos un poco y cuando llegamos al punto de inicio, él quería volver con sus amigos, yo le dije que perfecto y para despedirnos... nos dimos un abrazo y un beso en los labios. Fue algo rápido y tímido, pero así fue nuestro primer beso.

Después, a la salida, le acompañé a su casa, todo el camino fuimos hablando y agarrados de los brazos. Nos dimos muchos picos, y, al llegar al portal de su casa, un abrazo muy fuerte y un beso de verdad.

Tengo muchas ganas de verle mañana. Y pensar que todo empezó con un simple golpe de suerte.

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