domingo, 2 de octubre de 2016

El amor de una madre

Mi gata Inna tuvo cachorros hace unos meses. Seis pequeñas pelusas negras con los ojos más bonitos del mundo.

Resulta que el padre de los pequeños está resfriado y se lo pegó a Inna y a los pequeños. Todos sabemos bien lo que pasa con los resfriados, mocos, estornudos, y legañas. En los humanos no pasa de unos cuantos días molestos, pero ellos...

Las legañas les cerraron los ojos, y los mocos les taponaron las vías respiratorias. Andaban a ciegas, pero ellos seguían jugando, e Inna les lamía las legañas para que pudiesen volver a ver.

Cada tres horas, mi madre y yo esterilizábamos agua y la dejábamos enfriar, cuando estaba lista, mojábamos gasas en ese agua y les frotábamos las legañas.

Funcionaba, pero algunos eran demasiado rebeldes y no podíamos hacerles mucho.

Cuando me duchaba en el baño, aprovechábamos el vapor y los metíamos para que se les abrieran las fosas nasales, y funcionaba.

Cuando terminaron las vacaciones, tuvimos que volver a la ciudad, y aunque los pequeños todavía no estaban sanos, teníamos que dejarlos.

Tardamos dos semanas en volver, y cuando lo hicimos...

Encontramos a los cachorros muertos, rodeados de palomas descuartizadas, con Inna dormida entre ellos.

Los vecinos nos contaron que el padre de los cachorros los había atacado y habían acabado muy mal. Inna cazaba todos los días pájaros para llevárselos a los pequeños que todavía estaban agonizando, pero al final murieron todos.

Cogimos a los cachorros e hicimos un agujero en el descampado de enfrente.

Los metimos a todos, después de asegurarnos de que estaban todos muertos, y los cubrimos con tierra.

A la mañana siguiente, llamé a los demás gatos para darles el desayuno, pero no Inna no venía, y salí de casa para buscarla.

La encontré en el descampado, había apartado la tierra y estaba dormida con los cachorros. La saqué de ahí como pude, estaba escuálida, y la llevé al jardín.

Esperé a que se despertase y le di un biberón con nutrientes esenciales para cachorros. Después, comió un poco y volvió al descampado.

No volvió a cavar, pero se quedó encima del lugar, sin moverse, toda la noche, con la cabeza enterrada entre las patas.

Para nosotros sólo son animales, pero nunca había visto tanta fuerza, tanto amor, tanto ímpetu, en un ser tan pequeño. Muchas personas dicen que los animales no sienten, pero esas personas no tienen ni idea de lo que un animal es capaz de hacer sólo por amor hacia otro ser vivo, deberíamos empezar a dejar de sentirnos tan superiores a ellos y fijarnos en que nosotros sólo nos movemos por intereses y poco más, ellos no podrán razonar como nosotros, pero pueden amar como ninguno de nosotros y nunca olvidan a nadie.

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