viernes, 27 de enero de 2017

Hablemos de feminismo

Hace relativamente poco, este tema se ha vuelto muy polémico, y es increíble ver cómo se está volviendo una lucha encarnizada que no deja bien parado a ningún bando.


Originalmente, se les llamaba feministas a los hombres que apoyaban a las mujeres en su lucha por conseguir los mismos derechos que los hombres, haciendo que, en este contexto, la palabra feminista fuese un insulto.

Más tarde, a la lucha por los derechos en calidad de igualdad se le bautizó con este nombre, y así ha llegado hasta nuestros días, en donde el feminismo se utiliza para luchar por la igualdad de la mujer, que, según dicen, es la que más sufre en la sociedad.

Dicho esto, el feminismo no parece ser nada malo ¿No? Sólo es un grupo de gente que lucha por tener los mismos derechos. No veo nada malo en ello.

El problema ha aparecido, o, al menos, se ha hecho más visible, en los últimos años, y es la costumbre que han adoptado muchas mujeres de querer callar al hombre, de verlo como algo ajeno al movimiento en sí, y eso es un error, pues no hay que luchar para que un colectivo tenga los mismos derechos que otro, hay que luchar para eliminar los colectivos, pues todos somos humanos y, por tanto, merecemos el mismo trato.

Pero, siendo sincera, entiendo porque estas mujeres se sienten como se sienten. Y es que todas las mujeres tenemos que cargar con un peso biológico importante: la regla, y más tarde, la menopausia. Si bien es cierto que a muchas no les resulta un gran inconveniente, para otras es una auténtica tortura, y, por desgracia, yo me sumo al segundo grupo. Son dolores demasiado fuertes, acompañados de dolores de cabeza, mareos, calambres en las piernas... en resumen, es un asco, y eso que todavía me quedan muchos años de dolor, y, la verdad, no es nada justo que los hombres no tengan que aguantarlo, mientras que nosotras, tenemos que avergonzarnos y soportar las crueles burlas que hacen. Es odioso no poder ir a la playa o a la piscina todos los dias, tener que preocuparnos por si hemos manchado algo, anular excursiones... eso en países avanzados, porque en los demás, se ve la regla como algo sucio y encierran a las mujeres en casa hasta que desaparezca.

Pero... quitando ese aspecto... lo demás es mera cultura, porque los hombres poseen un 30% más de fuerza, pero eso era decisivo en la prehistoria, donde el ser humano dependía de la fuerza para sobrevivir. Hoy en día, con la información y los medios que poseemos, una mujer puede ser igual de fuerte que un hombre y realizar las mismas tareas.

Ahora, miremos hacia el lado cultural, aquí es donde nos encontramos los problemas más graves: Empecemos con las normas sociales
Las mujeres deben ir depiladas, deben usar vestidos, llenarse de maquillaje y llevar el pelo largo. Esa ha sido la imagen de mujer que ha prevalecido en nuestra sociedad hasta hace unos años, y, la verdad, es un asco que existan esta clase de prototipos perfectos. No a todo el mundo le queda bien el pelo largo, no a todo el mundo le gusta maquillarse, no todo el mundo se siente a gusto con los vestidos y no todo el mundo decide depilarse. Todas esas cosas son una elección, que debes tener en cuenta tanto si eres hombre como si eres mujer, y, decidas lo que decidas, nadie puede reprocharte tu elección ni encasillarte bajo una absurda etiqueta. Lo que me lleva justo al opuesto, y es que, hasta hace muy poco, no se reconocía como feministas a las mujeres que se depilaban y realizaban actividades que tuvieran relación con las características preestablecidas de mujer, y eso también es un error, porque tú eres como eres y nadie te debe prohibir participar en una lucha, siempre y cuando lo hagas de corazón.
Otra cosa que merece la pena mencionar es la prohibición que tienen algunas asociaciones feministas sobre la participación de los hombres. Mi teoría es que se ha olvidado lo primero que expliqué, que es que el feminismo es la lucha para que todos los humanos gocemos de los mismos derechos. Los hombres son humanos, tienen tanto derecho como cualquier mujer a participar, liderar y organizar cualquier organización feminista. Y ahora que hablamos del tema, aunque mucho se diga de los derechos en carácter de igualdad... poco se está haciendo por las ablaciones o por la pena de muerte, ambas atrocidades son una violación clarísima de los derechos humanos, pero ya me centraré en ellos en otra entrada porque son temas tan extensos y complejos que se merecen un espacio propio.

Otra cosa que me llama mucho la atención es que las campañas feministas en los colegios siempre van dedicadas a las niñas, para darse cuenta de cuando un hombre tiene malas intenciones, de cómo hablar de nuestro cuerpo cuando nos sentimos mal... Y está muy bien, ¿Pero no sería mejor enseñar por igual, desde la niñez, que todos somos iguales y que no debemos obligar ni someter a nadie por la fuerza? Y en esto entra en juego el papel de una reforma total del sistema educativo, porque no logro entender cómo podemos permitir que en los centros escolares exista el acoso, la marginación y el fracaso escolar, me parece una vergüenza y es el fracaso significativo del sistema. Pero de eso ya hablaré en otra entrada.

Por último, me gustaría tocar por encima el tema de las cuotas. No sé mucho del tema pero he oído decir que, en un trabajo que sea fundamentalmente de hombres, cuando se abren oposiciones, quedan un determinado número de plazas sólo para mujeres. Este tema es bastante delicado, ya que, si ponemos el caso de los bomberos, pondríamos en juego vidas. Desde mi punto de vista, este enfoque sería válido si dos personas se están disputando el puesto y sus notas en las pruebas son prácticamente idénticas, en ese caso, se escogería al sexo que está en minoría en ese oficio, no por nada en concreto, simplemente para demostrar que el sexo no te condiciona a la hora de adquirir un trabajo, pero, bajo ningún concepto pondría en manos incompetentes las vidas de otras personas. Porque imagina que tienes 10 plazas, de las cuales, 4 son para mujeres, y se han presentado 10 hombres y 5 mujeres. 8 hombres y 2 mujeres han sacado los primeros puestos, pero por las cuotas, 2 hombres capacitados se quedaría sin trabajo y, en su lugar, entrarían 2 mujeres que no estarían igual de capacitadas.

En resumen... tenemos que dejar de encasillarnos dentro de grupos obsurdos. El sexo que tengas no define quien eres, sólo se debería tomar en cuenta para estudios estadísticos y biológicos. Y todo el tema de los roles de género y las violaciones es cuestión de educación, y todos lo sabemos. 

Tenemos que olvidar nuestras diferencias, porque sólo nos estamos haciendo daño a nosotros mismos. Tenemos que avanzar, unidos hacia un futuro donde prime la igualdad.

Y esto es todo. Me hubiera gustado profundizar un poco más en el tema, pero es demasiado amplio y supongo que se me han olvidado varios puntos importantes. Pero bueno. No sé, es lo que hay.

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