jueves, 31 de agosto de 2017

La puerta del baño

Por fenómenos que no sé explicar, en mi casa hay una regla muy sencilla: En verano, la puerta del baño se tiene que dejar abierta de par en par, y, en invierno, cerrada a cal y canto. Sencillo, ¿No? Pues...

Desde siempre he necesitado hacer rutinas para llevar con buen ritmo y orden los días, me cuesta pillar los hábitos, pero una vez que lo tengo, lo repetiré de forma automática siempre, y eso tiene sus inconvenientes...

Una de las principales discusiones en mi casa se genera por la dichosa puerta del baño, creo que tiene que ver con el respiradero que da a la calle, por el que entra aire frío, pero vamos, que haga el tiempo que haga, siempre coloco la puerta mal.

Es bastante frustrante, porque cuando me acostumbro a dejarla cerrada, ya es tiempo de dejarla abierta, y vuelta a empezar, es como un círculo vicioso.

Mi madre dice que es porque soy tonta, que no entiendo una orden sencilla, no creo que ese sea el problema, entiendo la orden, entiendo más o menos el motivo, pero mi cerebro actúa en favor de la rutina y precisamente por eso me he llevado más de mil broncas a lo largo de mi infancia, bueno, y a día de hoy, definitivamente, hay cosas que no se pueden cambiar.

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