martes, 21 de junio de 2016

Su nombre...

Está secando los platos en la cocina.
Yo dejo el mantel encima de la mesa y me acerco a ella por la espalda.
Noto la leve tensión en sus músculos por la sorpresa, y la respiración acelerandose, hasta creo poder oler la tierna sonrisa que sus hermosos labios acaban de esbozar.
-¿Ya está todo recogido?-Me pregunta moviéndose entre mis brazos para poner el plato junto a los demás
Yo la libero, no sin esfuerzo, de mi abrazo.
-Si
Me pesa la cabeza, los brazos, todo se me hace inútil cuando estoy cerca de ella, pero en cambio... ella parece más viva que nunca, se ríe, baila, sonríe... Es hipnotizante.
-¿Pasa algo?-Me pregunta con timidez
Yo agarro su muñeca sin previo aviso y la atraigo hacia mi cuerpo, y, aunque me hubiera gustado apretarla contra mi, la agarré con fuerza y la subí a la mesa.
Oí su refrescante risa primaveral, y todo pareció desvanecerse.
En cuanto su cuerpo se acostumbra a la nueva situación, la calma vuelve a la cocina y yo inundo mis sentidos en su olor.
-Estás más callada de lo habitual-Comenta mientras juguetea con un mechón de mi pelo.
Cuando hace eso es porque se siente incómoda y quiere desviar la atención del espectador hacia otra situación, pero a mi no me engaña, aunque por el bien de ambas, tendré que aparentar que si, y bajo mi mirada hacia sus pequeñas manos, que enlazan entre sus dedos los rizados mechones de mi melena castaña.
Percibo un breve suspiro de alivio por su parte, y me recuerdo a misma la necesidad de respirar.
-Va a llegar ella. Deberías irte-Me aconseja algo incómoda
Yo sonrío
-¿Irme? Si, ahora me voy...-Susurro mientras junto mis labios con la suavidad de su hombro derecho
-Lo digo en serio...-Susurra con una débil sonrisa
-¿Prefieres que me vaya aquí?-Le pregunto mientras poso mis labios en su blanco cuello.
Oigo su risa y sus caricias amistosas me obligan a apartarme un poco de ella
-Eres bastante creída, ¿Lo sabías?-Me dice sin perder el ambiente relajado
Yo bajo la mirada y sonrío, muy a mi pesar.
Era ella, simplemente ella. Podía haber tenido otro cuerpo, otro aroma, otro rostro... Pero no, ella tenía que ser, y yo... Si sólo fuese por un cromosoma... Si el destino lo hubiera querido... la tendría en mi cama, durmiendo sobre mi pecho, jurandole noches de pasión y mañanas de caricias, prometiendole una vida próspera y descendencia fuerte, pero con dos cromosomas X... poco se puede hacer.
Si tan sólo su nombre hubiese sido otro... quizá todo esto no hubiera pasado, quizá su sonrisa no me matase cada día con más furia, ¿Por qué ha tenido que ser ella? ¿Por qué ha tenido que ser así?
Mi mal no ha sido sentenciado por cromosomas equivocados, ni por falta de valentía, ni siquiera, por no ser capaz de darlo todo cuando fue necesario. Mi mal es causado por su nombre:
Caprichoso destino que disfruta atormentadome.
Anclada a esa sonrisa que me envenena.
Rectificando una y otra vez, buscado la oportunidad que nunca llega.
Lógica insufrible, sólo entendible por locos.
Odiosa criatura nacida de mis suspiros.
Tan sencilla y compleja que ni ella se da cuenta de su grandeza .
Amor eterno que no hace más que abrir mis heridas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario