sábado, 16 de julio de 2016

Lo bueno y lo importante está en los quesos

No es raro que, cuando un niño pequeño está aprendiendo a leer, vea palabras diferentes a las que están escritas en el papel y las lea como si nada. A mi me pasaba algo similar, sólo que con las canciones, y esto me metió en algún que otro malentendido, este, es mi favorito:




Cuando tenía nueve años, un día hubo una huelga de los autobuses escolares y la madre de una compañera mía de clase me tuvo que llevar en coche, porque el primer colegio al que fui estaba muy lejos de donde vivo.

Cuando estábamos cerca, escuché por primera vez la canción del canto del loco titulada "Besos" Estaba absorta en la letra, pero claro, yo la interpreté a mi manera, y cambié la palabra "Besos" por la palabra "Quesos"

El estribillo es el siguiente:
Que lo bueno y lo que importa está en los besos
Y eso es lo que quiero, besos
Todas las mañanas me despierten besos
Llega la tarde y sigue habiendo besos
Luego por la noche y me den más besos pa cenar

Creo que era algo así, y bueno... por aquel entonces, yo tenía un novio secreto llamado Héctor que venía a mi clase, éramos super amigos desde muy pequeños, y prácticamente inseparables, pero todos mis compañeros de clase se metían con nosotros, así que escondiamos lo nuestro pa que no se metieran todavía más.

Ese mismo día por la tarde, fuimos a celebrar el cumpleaños de Héctor a una ludoteca donde, como merienda, entre muchas cosas, nos dieron unas cuñas de queso tierno. Entonces, yo recordé la canción, con mi interpretación, y pensé que si él me ofrecía su cuña, sería algo súper importante, ¿Por qué harían una canción, sino? Así que allí fui, temblando, y le pedí que me cambiase su trozo por el mío, el me miró extrañado y lo hizo, y, aunque no me puedo ver a misma en ese momento, sé que le miré como nunca había mirado a nadie en el mundo, porque pensé que había sido algo íntimo.
Nadie se enteró de lo que yo pensaba, pero con los años me di cuenta de que aquello sólo fue un malentendido y, todavía hoy me rio al escuchar la canción.

Hace unos cinco meses intenté volver a tener contacto con Héctor, porque dio la casualidad de que el profesor nuevo de TIC se llama Héctor, y me pareció una coincidencia divertida. Busqué a mi amigo en insta y le mandé un mensaje.

Tuvimos una conversación de tres mensajes exactos:
El primero fue el mío saludandole
El segundo fue suyo diciéndome que ya no quería saber nada de mi
Y el tercero fue mío despidiendome

Una pena, pero los primeros amores no tienen por qué ser los únicos, aunque, la verdad, si que fue uno de los más bonitos y de los más largos.




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